¿Qué es una ecografía emocional?

Cada vez son más las personas que deciden realizarse una ecografía emocional para tener una mayor información con el embarazo. Debes considerar que esta queda definida como una clase de ecografía que se lleva a cabo mediante una serie de técnicas de ultrasonidos y que en ningún momento pretende ser sustituta de la convencional que se practica durante el embarazo, sino que es un complemento que lleva a un refuerzo del vínculo maternal.

Por qué apostar por la ecografía emocional

Esta ecografía usa técnicas novedosas que, a su vez, aporta una serie de ventajas para el estudio del feto. Así, sabrás con mayor precisión cuál es la estructura del bebé. Igualmente, esto te permite ver algunos movimientos como los de la cabeza, la cara o las extremidades.

De este modo, se trata de un servicio mejorado que lleva a que los padres puedan ver los movimientos del pequeño con mayor exactitud. Incluso, es capaz de medir algunos gestos para determinar si el pequeño está bostezando, sonriendo, parpadeando o sacando la lengua.

Así, los padres refuerzan los vínculos con el bebé al tener una mayor información y seguir el embarazo de una manera más completa. Igualmente, esto también es muy interesante para detectar patologías anatómicas y conocer el desarrollo neurofisiológico del feto. Por tanto, tiene un mayor valor para los padres al aportar una información tan valiosa como saber que su futuro bebé está sano.

¿Cuándo es el mejor momento para pedir la ecografía emocional?

Este tipo de ecografía puedes llevarla a cabo en cualquier momento del embarazo, aunque bien es cierto que el mejor momento es entre la semana 25 y la semana 30. En cualquier caso, esto siempre depende de algunos factores como el uso de los ecógrafos adecuados, la experiencia del profesional, la posición del feto o la cantidad de líquido amniótico que haya en ese momento.

Aun así, el vínculo entre la madre y el bebé queda indudablemente reforzado, ya que no solo está notando que se mueve, sino también los gestos que hace. Por tanto, disipa dudas sobre el estado de salud del bebé y refuerza del todo los lazos afectivos con los niños.

Además, las imágenes pueden ser impresas en papel o solicitadas en formato digital para tenerlas y volver a verlas con el paso del tiempo, e incluso para enseñarlas al pequeño en unos años. Realmente, son unas instantáneas que se recuerdan toda la vida y que se pueden repasar en la intimidad siempre que se quiera, sabiendo que el bebé que viene en camino va formándose con una salud de hierro.

En resumen, la ecografía emocional es un método complementario al tradicional que aporta una mayor información a los padres para seguir al detalle el crecimiento de su futuro hijo o hija. Te invitamos a conocer más en nuestra web.

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